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Trabajando duro, esclavo de si mismo.

Hay quienes trabajan y trabajan, pero no progresan. Y trabajan duro. Pero algo parece detenerles: siempre se mantienen en la categoría auto- empleados.

Incluso pareciera que mientras mejor les va en el negocio, más esclavos son del negocio.
Si ellos no están allí, el negocio no camina.

Su negocio no se ha convertido en un vehículo para la libertad sino que se ha convertido en su prisión. Es la realidad: hay quienes son esclavos de su negocio.

Señores, ser independiente no siempre significa ser libre.
El negocio que es bueno, en otras palabras, el negocio que es negocio,  es el que nos genera dinero y nos da tiempo.

Una vez invité a una señora a una capacitación. Era un entrenamiento con el maestro Kiyosaki. La señora - que tiene una constructora - dijo que no podía asistir porque "no tenía tiempo. Tenía que ir a evaluar una obra." Naturalmente, alegó que en su equipo no había quien pueda reemplazarla.

Conocí otro caso: un tipo de más o menos unos 55 años tiene un bazar. Atiende desde temprano hasta altas horas de la noche. El tipo atiende 14 horas diarias, todos los días excepto los domingos que solo trabaja hasta el mediodía. Es un tipo trabajador. Recuerdo una pequeña conversación que mantuvimos tiempo atrás.

¿Cómo está?, don Julián.- le pregunté al saludarlo.
Con harta plata pero sin tiempo para gastar.- me respondió bromeando.
Hace un par de semanas supe que el señor Julián ha tenido que alejarse de su pequeño negocio porque su salud se ha complicado. Un elevado colesterol le está alejando de la cancha.

Señores, una cosa es saber trabajar y otra cosa es saber hacer empresa. Una cosa es ganar dinero y otra construir un imperio.

Hágase las siguientes preguntas:

¿Lo que tengo es realmente un negocio o un trabajo?
¿Soy realmente libre o soy un trabajador con más dinero?
¿Soy un empresario o solo soy mi propio jefe?

El arte de hacer empresa exige claridad de pensamiento. En otros casos encontramos a quienes tienen un negocio, pero quien es realmente dueño del negocio es el banco. Hay quienes se tratan a sí mismos como "pequeños empresarios" y se la pasan pagando intereses. O toda la ganancia va para pagar a los trabajadores, a los proveedores, y no queda nada para ellos.

Bien, esa es la situación. Ahora veamos las salidas. ¿Cómo se supera esto? De plano, no hay receta mágica. Hacer empresa no es como hacer una torta. Sin embargo, existen principios. El primero dicta que el negocio va a crecer hasta donde crezca usted. La empresa es del tamaño de quien la lidera. Pero lo que sucede es que a veces el emprendedor quiere mandar, no liderar. Por otro lado, lo que se ha visto es que hay quienes tienen el pensamiento del siglo XX y quieren triunfar en el siglo XXI.  No se puede triunfar en la economía de la información, pensando como se pensaba en la era industrial. Sea cual sea su negocio, y sea del tamaño que sea, usted precisa LIDERAR.

Deténgase un momento para replantear su rumbo. Deje de ver el árbol y vea el bosque. Hay que dejar de comportarnos como capataces  y empecemos a comportarnos como LÍDERES. Ahí está el dinero, ahí está la libertad: EN EL LIDERAZGO.

Hemos preparado un entrenamiento en el que, precisamente, hablaremos de esto: Cómo dar el salto empresarial. Solo es para cien visionarios. Recuerde, para esto no se necesita dinero. Las empresas no requieren que les inyectemos más capital, sino más liderazgo. Todos los detalles están aquí: https://bitly.com/2r2LBYU

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